Desde la terapia no se pretende modificar directamente la conducta problemática, sino a cambiar las dinámicas familiares y el patrón de que la provocan, facilitan o le dan utilidad o sentido. Se busca un camino más indirecto para llegar un mismo fin, a la vez que se provoca una mejora y potenciación de las dinámicas familiares positivas y de las fortalezas tanto del sistema como de cada uno de sus componentes.
Algunos de los aspectos claves de la terapia familiar son los procesos de comunicación (en el que se trabajan estilos comunicativos incongruentes a nivel analógico o digital, la afectividad y emoción expresadas o la presencia de rigidez), la asignación de roles y la necesidad de cambio de éstos, la estructura clara o difusa de la familia y los límites entre las personas que pueden permitir o cohibir el proceso de creación de una identidad propia y autónoma, la negociación en los conflictos o el establecimiento de relaciones de poder entre los miembros de la familia.
La terapia familiar se ha venido empleando desde sus orígenes para ayudar a solventar diversos tipos de problemáticas.
Crisis familiares
Terapia de pareja
Problemas de conducta o trastornos mentales en uno de los miembros
Tratamiento de adicciones y otros trastornos
Psicoeducación
Entrenamiento para padres
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